El movimiento voluntario no existe. A través de la voluntad sólo podemos formularnos propósitos de interacción con los objetos (incluido el propio cuerpo). El individuo plantea objetivos y el cerebro organiza programas motores adecuados. A poder ser, económicos, funcionales y sin riesgo de daño estructural. Con el aprendizaje se consigue. El primer día de conducción la solicitud de navegar el vehículo activa un programa con excesivos músculos. Es un programa caro, poco eficiente y que genera estrés a la estructura. Con la práctica el cerebro gana en coste-beneficio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario