Inicio

jueves, 7 de abril de 2011

Blog Arturo Goicoechea

El movimiento voluntario no existe. A través de la voluntad sólo podemos formularnos propósitos de interacción con los objetos (incluido el propio cuerpo). El individuo plantea objetivos y el cerebro organiza programas motores adecuados. A poder ser, económicos, funcionales y sin riesgo de daño estructural. Con el aprendizaje se consigue. El primer día de conducción la solicitud de navegar el vehículo activa un programa con excesivos músculos. Es un programa caro, poco eficiente y que genera estrés a la estructura. Con la práctica el cerebro gana en coste-beneficio.
En nuestras acciones se cuelan en ocasiones contracciones musculares innecesarias, parásitas. Generan tensión muscular, esfuerzo baldío... dolor. Facilitan la aparición de puntos gatillo... El individuo no es consciente de ello pero con un mínimo gesto de concentración puede autoproyectarse el consejo: "relájate..." y eliminar esa carga mecánica improductiva.
Read more at arturogoicoechea.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog