Doparse es algo tentador. No sólo lo hacen los deportistas sino los estudiantes y los trabajadores que quieren estar lo más activos posible con una “ayudita”, forzando la maquinaria.Quien se dopa suele pensar en los efectos positivos provocados por lo que toma, pero a veces no es del todo consciente de los efectos secundarios que conlleva el dopaje.Read more at mondomedico.wordpress.com
La autotransfusión saltó a la fama en 2006, tras leer y escuchar en la prensa diaria la “Operación Puerto“, con varios deportistas españoles implicados. Citius, altius, fortius. Queremos llegar más rápido, más alto, más fuerte y cuando no podemos alcanzar la meta soñada por las evidentes limitaciones de nuestro cuerpo por mucho que entrenemos, aparece el diablillo en nuestro hombro izquierdo susurrándonos al oído que tal vez sería bueno un empujoncito, una ayudita discreta que fuera difícil de detectar en un control antidopaje rutinario. Cuando pasamos a practicar deporte de forma profesional y nos encontramos a personas con más masa muscular que un toro y capaces de pegar el doble de pedaleadas por minuto o el triple de zancadas, la tentación está ahí mismo, donde no se llega con el entrenamiento y las capacidades propia se quiere llegar de forma artificial
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