Existes luego ¡piensa!
Homo sapiens (ma non troppo) piensa. Al menos para el obsesivo pensador René Descartes esa era la única certeza. Cogito ergo sum. Pienso, por lo tanto existo. Descartes dudaba de todo y necesitaba de alguna certeza primera inamovible sobre la que desarrollar el edificio de una interpretación ajustada de la realidad y sólo encontró esa constatación de saberse compulsiva y obsesivamente, inevitablemente, pensante.
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No somos gran cosa como prototipo físico pero suplimos las deficiencias con nuestra facultad pensante. Sobrevivimos, existimos, porque pensamos. La mollera es lo que nos ha librado de la extinción... de momento. Puede que sea también lo que nos lleve a extinguirnos en el futuro.
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