Es inimaginable no imaginar
El cerebro imagina la realidad, la sueña. La caldera imaginativa está siempre encendida. Las neuronas necesitan un mínimo de actividad para sobrevivir. Si no trabajan pierden terminales de conexión (sinapsis). El proceso imaginativo es un susurro, un cuchicheo, un leve zumbido. De él sobresalen, de cuando en cuando, señales, disparos neuronales que pueden traspasar el límite de lo inconsciente y aflorar en la conciencia en forma de percepciones, sentimientos, emociones, intenciones, reflexiones o decisiones (acciones).
El ronroneo cerebral imaginativo es constructivo. Refuerza o debilita creencias, expectativas, temores y deseos. El material del ronroneo son experiencias propias y ajenas, relatos de pasado, presente y futuro, en definitiva, información. La red neuronal es una tierra más o menos fértil, con conectividad más o menos densa, con más o menos semillas de diversidad variable.
Read more at arturogoicoechea.blogspot.com
El carácter social de nuestra especie promueve el monocultivo en la manada, la homogeneidad, el credo identitario. El ronroneo imaginativo deviene monótono, como una salmodia, donde todo es predecible, repetitivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario