Conspiranoias en salud: lo que hay que saber
Nos flipa pensar en conspiraciones. Me dicen que dos más dos son cuatro y me aburre. Pero si leo en algún sitio que dos más dos son en realidad cinco, y que esto no ha salido oficialmente a la luz porque no interesa a empresas y gobiernos, empezaré a dudar (“¡malditas empresas y gobiernos, siempre queriendo ocultarnos la verdad!”). Buscaré en Google“dos más dos son cinco” a ver si puedo descubrir la auténtica verdad, escondida por oscuros planes maléficos, haciendo click cómodamente desde mi ordenador, escuchando musiquilla de fondo. Da igual que eso lo defienda una sola persona, contradiciendo a seis mil millones. “¿Y si los seis mil millones mienten? ¡Ya no sé a quien creer!” Claro está, además, que la próxima vez que me tome un café con los amigos, sacaré el tema en cuanto pueda: “¿Sabéis que dos más dos no son cuatro?” He leído que en realidad suman cinco, aunque no quieren que se sepa. Es muy fuerte”. Si veo que mi afirmación no impacta demasiado, la acompañaré con un contundente “a saber con qué más nos están engañando”, que eso siempre da énfasis y hace que la gente asienta con la cabeza.
Así se propagan las conspiranoias más absurdas. Porque somos humanos y hay un par de cosas que nos encantan: Sentirnos un poco víctimas, y aparentar saber más de lo que sabemos. El tercer factor también está ahí: la diversión. Y es que es mucho más divertido imaginar rebuscadas conspiraciones (”los poderosos podrían haberse reunido un día en un lugar secreto para acordar que la gente sólo debe pensar que dos y dos suman cuatro, y poner los medios para que los simples mortales no descubran nunca la verdad”) que quedarnos con las explicaciones sencillas y aburridas (”si tengo dos manzanas, y Fulanito me da otras dos, tengo cuatro manzanas”). ¡Dónde va a parar!
Read more at : Blog Bruno Abarca
Read more at : Blog Bruno Abarca
No hay comentarios:
Publicar un comentario