Se habla mucho de la capacitación del paciente (“empoderamiento”) desde el punto de vista técnico-científico, es decir, del paciente que diferencia entre TAC y RMN, o que se preocupa de que le pidan el PSA libre además del total.
Esta capacitación, si bien puede tener su misión, quizá sea compleja, en muchas ocasiones puede que innecesaria y a mi parecer se ha de llevar a cabo, si acaso, cuando se haya realizado mas sobradamente la capacitación en otros aspectos. Para mi capacitar al paciente es, en primer lugar, darle a conocer ciertos datos que son sencillos de entender y sobre los que se puede basar perfectamente que el paciente sea capaz de colaborar en la toma de decisiones respecto a como organizar y mejorar el sistema sanitario y, hablando mas crudamente, como y en que se va a utilizar su dinero. Que el paciente tenga conocimiento de ciertos hechos, que yo aqui llamo “las grandes verdades epidemiologicas”, como que existe la ley de cuidados inversos o que existe una paradoja en el gasto de recursos, de manera que en lo que mas se gasta es en lo que menos repercusion tiene en la supervivencia, y viceversa, no es tan complicado y puede ayudar a que entre todos reorientemos esta desenfrenada política de gasto, de hiperprevención y de medicalización que lleva a que no solo no mejore la salud de nuestra población, sino también a que la muerte por actuación médica ya sea la tercera causa de muerte en EEUU (otra “gran verdad epidemiologica”) |
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