La dialéctica puede definirse como el conjunto de leyes que gobiernan el juicio, las razones de la razón, es tan antigua como la humanidad y sus inicios ya pueden rastrearse desde los presocráticos, Parménides y Heráclito que lidiaron con los pares polares: permanencia y cambio. Fue Platón el que acuñó la conversación dialogada -la mayéutica- como la mejor manera de acercarse a la verdad y de paso resolvió el dilema anterior proponiendo que habría en toda entidad algo permanente que llamó Absolutos y que no podia remitir a otra cosa sino a la Unidad, mientras que aceptaba tambien la idea heraclitiana de que habria también una tendencia al cambio o al movimiento que sería la que provocaria la diversidad. De la tensión entre lo permanente (esencia) y lo que cambia (apariencia) surgiria algo nuevo: la diversidad dentro de lo mismo. Pero seguramente fue Aristóteles quien llevó la dialéctica hasta su esplendor a través de lo que conocemos como rectángulo de Aristoteles, un constructo muy útil para nosotros los psiquiatras como explicaré a continuación.
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