Sólo una pequeña proporción de las personas que sufren un episodio traumático desarrolla después un trastorno de ansiedad. La clave de esta disparidad podría estar en una proteína llamada neuropsina. Ante una situación de estrés, el centro emocional del cerebro, la amígdala, segrega esta molécula y desencadena así el fenómeno que conocemos como ansiedad.
El descubrimiento de esta vía de señalización en el cerebro lo han hecho científicos de la Universidad de Leicester (Reino Unido), del Instituto de Ciencia y Tecnología de Nara (Japón) y del Instituto de Farmacología de Cracovia (Polonia). Podría ser útil para desarrollar nuevos tratamientos o métodos de prevención de este tipo de problemas. Read more at noticiadesalud.blogspot.com |
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